El embarazo es el periodo desde la implantación del cigoto en el útero hasta el parto, en el cual se presentan cambios fisiológicos como resultado del aumento de las necesidades maternas y fetales; esto, en consecuencia, puede afectar la salud oral.¹
Sin duda, el estado de gestación siempre será un motivo para que el profesional de la salud odontológica tome ciertas precauciones y consideraciones para su manejo. La comunicación con el ginecólogo tratante es igualmente de suma importancia y deberá llevarse de la mano junto con otros especialistas de la salud (nutrición, psicología, etc.) en la búsqueda constante del bienestar de madre e hijo.
Durante el embarazo surgen múltiples cambios y comienza un “bombardeo hormonal”, estos altibajos hormonales tienen un impacto directo en la cavidad oral, interactuando con algunos procesos inflamatorios como la gingivitis y la periodontitis.
Diversos estudios han reportado que la presencia de carga infecciosa e inflamatoria de enfermedades periodontales en la paciente embarazada puede inducir partos prematuros, productos con bajo peso al nacer, sufrir problemas vasculares que ponen en riesgo de preeclampsia o eclampsia, además la introducción al torrente circulatorio de mediadores químicos inflamatorios producidos en los tejidos de soporte dental que pueden influir sobre condiciones como diabetes mellitus, diabetes gestacional o complicaciones por enfermedades renales previas o establecidas en el embarazo.
Todas las gestantes en algún momento de este periodo requieren el uso de fármacos, ya sea para tratar infecciones, dolor, fiebre o para la realización de tratamientos tanto preventivos como interceptivos. Por ello, el odontólogo debe conocer los riesgos y beneficios de administrar el grupo de medicamentos más utilizados: analgésicos, antiinflamatorios, antibióticos, anestésicos locales, sedantes y medicamentos de emergencia.²
Particularmente, la aplicación de anestésicos locales durante esta etapa puede generar dudas en el profesional odontológico; el uso de vasoconstrictores es un tema que en algunas ocasiones causa incertidumbre, sin embargo, para Stanley Malamed “la administración de anestésicos locales con o sin epinefrina es aceptable durante el embarazo”.³
Evitar el uso de vasoconstrictores podría acortar la duración de la acción, lo que limitará el tiempo de consulta e inducirá estrés y dolor dental/psicológico. Ello debido a que pueden ejercer efectos directos sobre el músculo liso uterino y causar contracciones, atravesar la placenta y causar depresión fetal, lo que limita la dosis al mínimo necesaria. Sin embargo, las dosis máximas recomendadas son demasiado pequeñas para alcanzar niveles fetales significativos.¹
En lo que respecta al uso de anestésicos locales, la lidocaína con epinefrina es segura de usar durante el embarazo o la lactancia. Por otro lado, los anestésicos de larga duración como la bupivacaína deben evitarse en el embarazo para minimizar el riesgo de exposición fetal y toxicidad.²
En este sentido, el empleo de medicamentos durante el embarazo y la lactancia es una situación que es posible enfrentar, pero es importante conocer cuáles de ellos son seguros y cuáles se deben evitar, dado que algunos pueden provocar malformaciones en el feto, o son de riesgo importante para la madre o el lactante.²
LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE GINECOLOGÍA EMITE ALGUNAS RECOMENDACIONES SOBRE EL USO DE FÁRMACOS EN LA PACIENTE EMBARAZADA:
- Prescribir solo medicación necesaria.
- Evitar medicamentos de reciente aparición, poco contrastados.
- Utilizar dosis mínimas y durante el menor tiempo posible.
- Evitar prescribir varios medicamentos a la vez.
- Evitar en la medida posible prescripción en primer trimestre.
- No automedicarse jamás.
- Revisar medicación previa a la gestación.
- Considerar a toda mujer en edad de procrear una gestante potencial.
- Evitar hábitos nocivos como alcohol o tabaco.⁴
En la actualidad, la lactancia materna ha tomado una fuerza importante y finalmente se le reconoce como una parte fundamental dentro de los primeros meses de vida. Recomendamos el portal e-lactancia.org donde podrás tener acceso a un buscador que te guiará para una prescripción segura a través de esta etapa.
Podemos concluir que el uso de anestésicos locales, así como los vasoconstrictores que se añaden a estos (epinefrina) son seguros y siempre deberán usarse de forma responsable e informada. Asimismo, la educación en temas preventivos en la mujer gestante es de vital importancia para evitar tratamientos interceptivos, la prevención siempre será nuestra prioridad. No restemos valor a la interconsulta con el médico ginecólogo ante cualquier duda o situación particular que detectemos en la historia clínica, todos los tratamientos deberán realizarse bajo consentimiento informado.