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Durante mucho tiempo, el deporte se ha considerado una forma de mantenerse saludable y en forma, pero su importancia va mucho más allá. De hecho, practicarlo enseña lecciones de vida como disciplina, responsabilidad, trabajo en equipo y confianza en uno mismo.
Es tanto el impacto, que estudios han demostrado que el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo al cerebro y ayuda al cuerpo a construir más conexiones neuronales, lo que lleva a una mayor concentración, mejora la memoria, estimula la creatividad y mejora las habilidades para resolver problemas.
Desde un punto de vista social, los deportes son una herramienta poderosa que une a las personas y crea un sentido de comunidad. En este sentido, desarrolla conexiones que unen a los seres humanos en distintos ámbitos de la vida. Como estudiante internacional en la Universidad de Tufts, jugar al futbol era la forma más rápida y fácil de hacer amigos. De hecho, después de participar en un evento deportivo tuve la oportunidad de conocer dos amigos que me mostraron los alrededores y me dieron consejos sobre la vida en Boston.
Como estudiante de pregrado de Odontología, tuve clases muy desafiantes y ocasionalmente tuve que cancelar eventos por tener que estudiar; mi ego sufría un mal golpe cada vez que eso pasaba. Sin embargo, practicar deportes me enseñó a esforzarme y trabajar extra para lograr un objetivo. Aprendí que no siempre obtendré los resultados que deseo, pero pase lo que pase, tengo que ser perseverante y no rendirme. 

Los deportes, sin duda, me dieron una actitud positiva en la cual si caigo lo veo como una forma de aprender a levantarme y trabajar extra para obtener las metas que uno busca.

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Aunado a ello, el ejercicio es una excelente manera de salir de la estresante vida universitaria que se circunda en tareas, presentaciones y exámenes. De hecho, practicar deportes ayuda a los estudiantes a relajarse y reducir su ansiedad. Personalmente, creo que me volvería loco sin jugar un partido de futbol al menos tres veces por semana.
La razón por la que la mayoría de los estudiantes no practican deportes es porque se sienten perezosos y no tienen la energía para hacerlo. Sin embargo, investigaciones han demostrado que la creencia de que el ejercicio intenso cuando se practica alguna disciplina te deja exhausto es incorrecta; debido a que el ejercicio bombea más oxígeno a través de la sangre y hace que todo el organismo se mantenga más activo.
En resumen, practicar deporte tiene grandes beneficios. Además de ser divertido, estos pueden ayudarte a tener un mejor desempeño en la escuela, relajarte más y preocuparte menos, lidiar con los contratiempos, trabajar mejor con los demás y aumentar tu energía, lo cual te ayuda a equilibrar la escuela y todo lo que sucede en tu vida diaria.
Todos sabemos lo importante que es hacer ejercicio diariamente para nuestro cuerpo y mente. No obstante, las estadísticas muestran que solo uno de cada tres adultos logra la cantidad recomendada de actividad física cada semana, y más del 80% de los adultos no cumplen con las pautas para actividades aeróbicas y de fortalecimiento muscular.
Esto es especialmente cierto con lo ocupado que están los dentistas de hoy en día. “No tengo tiempo” es la excusa más escuchada para no realizar deporte. Los compromisos laborales, familiares y sociales dificultan la incorporación de una rutina de ejercicios. Encontrar tiempo para hacer una actividad física puede ser difícil, tanto así que crearse un horario durante 30 minutos cada día en nuestra agenda puede resultar imposible. Pero estar activos regularmente tiene un impacto tan positivo que vale la pena revisar todos los beneficios.

BENEFICIOS

En el aspecto laboral, como profesionistas, estos son algunos de los beneficios:

· Antiestrés

No es ningún secreto que el estrés causa estragos en el cuerpo humano. Los dentistas estresados tienen problemas para concentrarse, pensar con claridad y tomar decisiones eficientes, rápidas y metodológicas.
El ejercicio reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés del cuerpo) mientras que la sudoración libera endorfinas que ayudan a relajar la mente. En lugar de buscar los dulces en la oficina, los empleados tienen la oportunidad de quemar algunas calorías.

· La salud del corazón

La enfermedad cardiovascular (ECV) es la principal causa de muerte de hombres y mujeres en los Estados Unidos.
El ejercicio regular promueve la salud del corazón al reducir los niveles de colesterol malo (LDL) y elevar los niveles de colesterol bueno (HDL). Así, la actividad física ayuda a fortalecer el corazón, lo que le permite trabajar más duro y por más tiempo. También se formarán nuevos vasos sanguíneos a partir del ejercicio constante, lo que disminuye la presión arterial.

· Energía

Los niveles de energía son un indicador importante de bienestar y compromiso. Cuando el investigador, Tom Rath, encuestó a 10,000 personas, solo el 11% informó haber tenido “mucha energía ayer”. Una de las mejores formas de combatir la fatiga es hacer ejercicio. Este mejora la circulación y fortalece el músculo cardíaco, cuyo beneficio es una descarga instantánea de energía.

· Control de peso

La obesidad en los espacios laborales es un problema importante para los empleadores. Milken Institute estima costos directos de atención médica de $480.7 mil millones debido a la obesidad en 2016, junto con $1.24 billones en productividad perdida. El ejercicio se usa comúnmente para el control de obesidad y los beneficios de la pérdida de peso. Cuando se combina con una dieta saludable, el ejercicio ayuda a ello y a tonificar el cuerpo. Aquellos que realizan actividad física regularmente tienen un riesgo mucho menor de obesidad.

· Sistema inmunológico mejorado

El ejercicio regular ayuda a eliminar las bacterias de los pulmones y las vías respiratorias, lo que reduce el riesgo de resfriado común, gripe y otras enfermedades. La actividad física fortalece el sistema inmunológico, haciéndolo menos susceptible a cualquier enfermedad que esté dentro de la oficina. Los empleados que hacen ejercicio regularmente son más saludables que sus contrapartes sedentarias. Esto significa menos días de enfermedad, menos citas médicas y menos absentismo en general.

· Productividad

Un estudio de Harvard mostró que los beneficios del ejercicio no son solo físicos. Existe evidencia de que aumenta las habilidades mentales como:

• Creatividad mejorada, aprendizaje más rápido, una memoria más nítida y mayor concentración

Algunas investigaciones sugieren que hacer ejercicio durante las horas de trabajo también puede mejorar el rendimiento laboral.

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La inactividad afecta al cuerpo y el ejercicio tiene un efecto tremendo en la prevención de numerosas enfermedades crónicas. El doctor Christian K. Roberts, fisiólogo del ejercicio del programa Gerofit del Sistema de Atención Médica de VA del Gran Los Ángeles, explica que mantenerse en movimiento ayuda a que los músculos se fortalezcan, regula el equilibrio hormonal y disminuye la inflamación en todo el cuerpo.

Un estilo de vida activo reduce significativamente el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, asma, dolores crónicos, artritis y ciertos tipos de cáncer. Una vida en movimiento podría significar una vida más larga y agradable.
Con respecto a mi experiencia, desde mi niñez, el deporte siempre ha estado muy presente en mi vida, esto sin lugar a dudas se lo debo a mi padre, el Dr. Héctor Ramón Martínez Rodríguez, quien como padre y médico fue más allá de encausarme al deporte, pues desarrolló un excelente ejemplar, un libro que funciona como una guía para inculcar el deporte desde temprana edad, apoyando a padres y mentores a lograr que el deporte forma parte de su vida.

Por ello, les comparto de la pluma del autor del libro Cerebro y Fútbol el siguiente texto donde expone información adicional de gran valor para mejorar el estilo de vida de colegas y pacientes.

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Carácter, temperamento y personalidad, son algunos elementos determinantes para que nuestros hijos sean exitosos. Sin embargo, uno de los factores que tiene mayor peso es el talento, y no tanto porque este elemento sea necesario para el éxito, sino por los dogmas que nos persiguen e influyen para la toma de decisiones. Constantemente escuchamos “no quiero tomar clases de pintura, porque soy muy malo para pintar”, como también “no voy aprender nunca a tocar la guitarra”, y puedo continuar con innumerables comentarios, incluyendo también que seguramente muchos jóvenes deciden no estudiar Odontología por definirse como sin talento, habilidades o destrezas que conlleva esta rama de la medicina.
Con la intención de apoyar a mis hijos desde temprana edad, destiné una rama de mis investigaciones en estudiar la forma de potencializar sus capacidades y estructurar sus objetivos para que fuesen exitosos en lo que se proponían. Ahora, después de tener grandes satisfacciones, he decidido plasmar mis experiencias científicas y deportivas en un libro que un mayor número de jóvenes —incluyendo mis hijos y nietos— puedan utilizar como apoyo. Describo fundamentos científicos de las neurociencias aunado a lo aprendido durante mi trayecto en el deporte, que es una pasión en nuestra familia, el fútbol. El objetivo es lograr cautivar la atención de los míos y de otros apasionados de este deporte, y también usar los conocimientos de esta disciplina que pueden ser aplicados a actividades tales como la Odontología.

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El libro titulado Cerebro y Fútbol expone, de forma muy amigable, las funciones básicas del cerebro para desarrollar todo el potencial que tiene. Esto a través de sus once capítulos (metafóricamente relacionado con los once jugadores de un equipo de futbol).
Asimismo se encuentra la metáfora de la integración horizontal y  vertical que tiene el cerebro en su óptima función. En el libro relato que el cerebro derecho (emocional e integral) se integra con el cerebro izquierdo (ordenado y lógico); igualmente, el cerebro superior (reflexivo) se integra con el cerebro inferior (intuitivo). En un partido de fútbol, la integración de los futbolistas es también horizontal y vertical. Horizontal en el traslado del balón a lo ancho del campo y en el recorrido de líneas en el sector defensivo. Y en sentido vertical en las coberturas y relevos que se efectúan a lo largo de la cancha. Los avances científicos de las neurociencias apoyan el enfoque de que los padres pueden moldear el crecimiento continuo del cerebro de sus hijos, según las experiencias que le ofrezcan: horas en videojuegos configuran el cerebro de una manera, mientras que las actividades deportivas lo configuran de manera más positiva.
Las neuronas a través de las dendritas y axones conforman el neuropilo, el cual nos brinda la capacidad intelectual y la posibilidad de incrementar las destrezas motoras. El talento, la inteligencia (incluida la emocional), las funciones cognitivas y la resiliencia influyen en el joven futbolista en su trayectoria hacia el profesionalismo. Por otro lado, la motivación, la visualización, el soñar e imaginar diariamente las destrezas aprendidas son formas de adiestramiento que se deben cultivar, incluyendo la capacidad físico-atlética para ejecutar actividades deportivas o de fútbol, la velocidad, la fuerza muscular, potencia y resistencia muscular aeróbica. Además es necesario enseñar cómo lograr hábitos positivos, los cuales son importantes en el neurodesarrollo del infante y del adolescente para su vida futura, ya sea que esté encaminada o no hacia el fútbol.

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Por fortuna, durante mi infancia pude contar con el mejor entrenador, mi padre, llamado por sus múltiples alumnos de fútbol como Don Agustín. Con él aprendí que las repeticiones de actos motores son importantes para desarrollar destrezas y habilidades para el fútbol y otros deportes. El cerebro aprende a base de repeticiones. Durante la adolescencia fui invitado a ingresar a las fuerzas básicas del club de fútbol Monterrey; de los 14 a los 18 años fui conducido hasta llegar al equipo de la Primera División profesional del fútbol mexicano. Con mi padre aprendí que “para formar deportistas/profesionistas de calidad se requiere poner calidad en el proceso”. Si cuentas con un excelente entrenador/maestro en la infancia y adolescencia, se obtendrán excelentes resultados no solamente deportivos, sino también para desarrollar funciones neurológicas y neurocognitivas con mejores procesos de atención y concentración; además se aprenden conceptos de disciplina, trabajo en equipo, espíritu de lucha y máximo esfuerzo en cada uno de los partidos de fútbol.
Adicionalmente, aprendí la importancia de activar las neuronas espejo. A partir del nacimiento, los niños cuentan con la tendencia a imitar los gestos de los demás, capacidad innata de imitación que tiene su base en las neuronas espejo. En el fútbol este concepto de imitación es de gran importancia en los procesos de entrenamiento durante la infancia y la adolescencia.

Finalmente, quiero mencionar que el fútbol seguramente propició en mi infancia y adolescencia el desarrollo de las funciones motoras y cognitivas, las cuales condicionaron la oportunidad de obtener una beca para estudiar Medicina y posteriormente especialidades, maestría y doctorado. A los 18 años mi padre decidió que mi camino no era el fútbol profesional, sino estudiar Medicina. Este libro expone lo aprendido en el fútbol de alto rendimiento, la medicina y las neurociencias aplicadas al desarrollo del infante y del adolescente que espero pueda servir a más personas, como lo hizo conmigo y con mis hijos.

Dr. Héctor R. Martínez, PhD, FACP (Fellow of The American College of Physicians).

Médico Neurólogo. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Doctorado en Medicina Molecular y en Enfermedades Cerebrovasculares. Actualmente Director del Instituto de Neurología y Neurocirugía, Hospital Zambrano-Hellion del TecSalud. Autor del libro de texto Antología Neurológica dirigido a médicos y estudiantes de la Neurología. Formado en su juventud en fútbol de alto rendimiento con el C.F. Rayados de Monterrey de la primera división de fútbol profesional en México, participando en el primer equipo. Ingresó a estudiar Medicina representando al equipo de fútbol de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Jugó fútbol profesional en el C.F. Linares y el C.F. Jabatos de Nuevo León. Fue designado el Mejor Jugador Juvenil de México en 1972 en el Campeonato Nacional de fútbol jugando con la selección del estado de Nuevo León, siendo también campeón goleador del torneo. Desde el año de 1990 se ha dedicado a la preparación de niños y jóvenes en el fútbol de alto rendimiento.

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