¿Qué tienen en común un odontólogo y un charro? A simple entrecruce de palabras, pareciera que son actividades completamente diferentes, incluso podría pensarse que la charrería es un hobby o un deporte que se practica para relajarse o mantenerse activo —ya que como dentista se está sujeto a varias horas al día sentado para atender pacientes— y sin el conocimiento necesario, podríamos creer que es como “ir a echar la cascarita pa’l estrés”. Sin embargo, la charrería debe entenderse como un deporte cuya complejidad y compromiso requieren de una disciplina que difícilmente requiere o se aplica a un pasatiempo común.
Para celebrar el mes patrio, en Dental para Cual decidimos acercarnos al deporte mexicano Patrimonio Intangible de la Humanidad, y para nuestra fortuna pudimos entrevistar al Dr. Plinio Eduardo Márquez Dueñas, reconocido cirujano maxilofacial quien practica esta disciplina, para explicarnos de qué se trata y cómo logra conjugar sus dos grandes pasiones.
CHARRERÍA
Es el conjunto de destrezas, habilidades ecuestres y vaqueras, mejor conocidas como “suertes”, que se desarrolla en ruedos, llamados lienzos. Y aunque las actividades se realizan en su mayoría de manera individual, el conjunto de suertes se hace a modo de equipo, especializando a cada jinete en una habilidad determinada.
Los jinetes son conocidos como charros y su inicio fue a modo de competencias entre los dueños de las haciendas, disputando habilidades del jinete en el caballo. Con los años, gradualmente estas actividades se estandarizaron y a fin de hacer las charreadas más organizadas se desarrollaron equipos, organizaciones y se elaboraron reglamentos que van desde la práctica del deporte y la vestimenta, hasta un riguroso protocolo de inicio de la celebración. Desde el 1 de diciembre de 2016, la charrería fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.
El doctor nos explica sobre este tema que si bien es un deporte muy estricto y costoso, el reglamento permite adquirir una disciplina que ayuda no solo a la seguridad y éxito del charro, sino a alcanzar habilidades muy útiles en la vida diaria.
Al ser una actividad que desempeña desde los 14 años, le ha permitido desenvolverse en la charrería magistralmente, participar con su equipo en competencias y obtener buenos resultados. Nos habla de que el talento en este deporte es palpable en la vida del Dr. Plinio, pero esto no significa que estén lejos los retos y obstáculos.
Por ejemplo, en sus años de estudio, si bien la charrería es su pasión, no podía dejar a un lado lo que siempre aspiró: una vocación profesional apegada a la medicina. Afortunadamente en sus años universitarios, la carrera de Odontología no fue difícil de empalmar con su deporte, a pesar de avanzar en la carrera y con la gran inquietud por la especialidad en cirugía maxilofacial, aunado a los retos que representa el temido examen nacional, sí llegó a considerar el dejar la charrería relegada por su nuevo enfoque profesional, pero como si fuera arropado por los “dioses charros” descubrió que en la Ciudad de México existía la posibilidad de continuar. Así pudo seguir su práctica con un equipo distinto, de esta manera no se ha despegado de su deporte desde la adolescencia.
Incluso, por razones de esencia en sí mismo, una de sus fiestas de boda fue bajo el tema de fiesta mexicana, donde destacaron todos los aspectos fundamentales de la charrería, concedido por su esposa que también gusta de admirar el deporte mexicano oficial.
Cuando un deporte es llevado a términos de disciplina deportiva, engloba más allá de la práctica o desarrollo de la actividad, llámese competencia, partido, justa deportiva, etc., un trasfondo importante; por ejemplo, deportes en los cuales necesitas ejercitar la espalda mediante pesas o fortalecer las piernas corriendo para la natación, en el caso de la charrería si bien tienes que estar en forma, se deben considerar las desveladas y madrugadas porque eso también desgasta el cuerpo en cierta medida, ello sin menospreciar el factor de los costos, el precio de sillas, trajes, aditamentos, instrumentos, herramientas y necesidades de un charro no es barato, y va en el sentido tanto de tradición como por supuesto seguridad, pues es un deporte de riesgo y lo conveniente es tener un equipo adecuado.
Pero sin duda el costo más elevado es el caballo. Es un trabajo en equipo, mas no solo de tu equipo de charros que realizan las distintas suertes y generan puntos, sino el que forma el jinete con el caballo. Un ser vivo que para empezar no pude ser de cualquier raza, puesto que requiere de cuidados específicos desde su alimentación hasta su ejercicio y aspecto físico. Como jinete/charro se es responsable de mantener en óptimas condiciones al animal, con apoyo de un caballerango que está en los establos y apoya al mantenimiento del equipo. El amor de un charro por la charrería lo refleja en cómo trata a su compañero, su aliado, su caballo.
Una afición, un deporte, un arte o cualquier actividad que realices se convierte en un estilo de vida cuando haces lo posible por acomodarlo en tu rutina; lo gozas, lo atesoras y haces de esas prácticas un modo de expresión. Hablas del mismo con amor, fascinación y con cierto brillo en la mirada que demuestra que es parte de tu vivir. Eso nos expresa el Dr. Márquez, mismo brillo que hemos visto cuando se refiere a temas odontológicos y nos queda claro que ambas pasiones, más el amor por su familia y amigos, complementan su vida y lo hacen un ser humano digno de admiración.