En esta ocasión nos halaga presentar la historia del Dr. Jaime Mireles Ochoa
Un dentista cuyas circunstancias de vida lo llevaron a ver la Odontología no solo como trabajo o medio para ganarse la vida, sino a ser su pasión. Sin lugar a dudas, supo aprovechar cada una de las oportunidades y desafíos que se presentaban en su camino y pudo lograr una fructífera carrera. Toda su experiencia lograda con años de trabajo duro lo han hecho un hombre con una maravillosa y motivadora historia, la cual podría inspirar a muchos colegas en tiempos difíciles; conozcamos su Desde la raíz.
Nació el 1 de marzo de 1939, en Ciudad Guzmán, Jalisco; Jaime Mireles, segundo hijo de nueve, creció en una familia con grandes necesidades económicas, las cuales tenían que ser superadas con una sola fórmula: esfuerzo, trabajo honrado y de la mano de Dios, como se lo enseñaron sus padres desde muy corta edad.
En su primera infancia, su padre tenía dos autobuses que hacían ruta por el sur de Jalisco, no obstante, fue un accidente en carretera lo que obligó a su padre a ceder sus camiones y así unirse a la línea de camiones Los Coreanos. En busca de mejores condiciones, su familia se instaló en Guadalajara, pero aún había que resolver la deuda de aquel accidente, por lo que todos los miembros tenían que ayudar a la economía familiar.
Sin embargo, puesto que sus padres no les permitirían dejar la escuela, dedicarían sus ratos libres a trabajos que no interfirieran en sus horarios y así algunos consiguieron ser cargadores en el Mercado Corona. Jaime demostró una excelente actitud de servicio y empatía, especialmente se ganó el cariño de una señora que lo eligió como su ayudante de confianza y en el mercado ya lo conocían por un apodo muy particular relacionado con su patrona.
Pasado el tiempo y con la aspiración de mejorar sus ingresos y apoyar más a su familia, supo que un negocio llamado Dental Supply requería un repartidor. Cuando lo contrataron y vio a su encargada inmersa en múltiples actividades se ofreció a hacer los depósitos en el banco y entregas en oficina de correos; su jefa, un tanto incrédula de sus habilidades por su corta edad, cuestionó su capacidad, así que Jaime, con mucha seguridad, ofreció indicaciones precisas de la tarea requerida, lo que la convenció de encomendarle esa labor.
Así transcurrieron pocos viajes cuando el destino le presentaría una jugada muy amarga: en las calles del centro ofreció ayuda a un hombre desconocido que parecía haberse caído por debilidad. Próximo a la ventanilla del banco, se percató que no traía en el bolsillo los más de 900 pesos que debía depositar; desconcertado y temeroso regresó al depósito dental, donde la encargada al pedirle cuentas y enterarse de lo sucedido llamó a su padre.
Sabiamente su padre sugirió a la encargada reponer el dinero con trabajo, pues a pesar de ser humildes reconocía los valores morales de su hijo y estaba seguro de que respondería al compromiso con mucho esfuerzo y dedicación. El encuentro con ese hombre fue una desgracia en un principio, pero el Dr. Mireles lo ve como un indicador poderoso de que se dedicaría a la Odontología, puesto que con esa deuda se obligaría a trabajar en el depósito dental más tiempo del pensado en un principio y esa tarea lo hizo conocer todos los materiales que se usaban, las técnicas y a su vez conoció a varios dentistas que fomentaban su curiosidad por el universo dental.
Su andar iba encaminado hacia la Odontología y por esa época la Secretaría de Salud buscaba regular a la mayor cantidad de profesionales de la salud dental, sobre todo técnicos o mecánicos dentales. El Dr. Mireles ya empezaba a hacer poco a poco trabajos dentales y con esa regulación impuesta entendió que, si pretendía estar en “regla” y dedicarse a ello a largo plazo, debería formalizar sus conocimientos y terminar sus estudios básicos. Un conocido por ser cliente del depósito, le sugirió aplicar a la secundaria nocturna y terminarla para poder hacer la preparatoria, él mismo se ofreció a prestarle libros; sin duda, veía en Jaime habilidades que valía la pena reforzar con la educación adecuada.
El Dr. Antonio Martínez Rivas, cliente del depósito, al ver sus habilidades lo invita a trabajar con él y así enseñarle la mecánica dental. Por otro lado, la situación en casa seguía siendo difícil y a pocas semanas de terminar de pagar la deuda con el depósito dental, su padre le comentó que le tenía ya listo un trabajo totalmente diferente donde la paga mejoraría mucho, así podría dejar su empleo sin deudas o compromisos. Pero Jaime le expresó a su padre que deseaba continuar sus estudios de secundaria puesto que ya había trazado un plan mental para su futuro. Pese a la negativa de su papá a ese plan, logró convencerlo, comprometiéndose con un “yo quiero, yo puedo”, y así se aplicó con todo en sus estudios y siguió su trabajo a la par con el Dr. Antonio, donde laboró nueve años, lo cual le permitió terminar la secundaria.
”yo quiero,
Dr. Jaime Mireles Ochoa
yo puedo
”yo quiero,
Dr. Jaime Mireles Ochoa
yo puedo
Sin embargo, la educación dependería completamente del dinero que él pudiera adquirir y la preparatoria no era barata, por ello, buscó obtener una beca, pero cuando fue al Paraninfo a solicitarla, ya habían sido entregadas en su totalidad, dejándolo fuera de este beneficio. Mas por su buen carácter y tenacidad, una de las secretarias le apoyó para hacerse de una que nadie había recogido y así logró la beca en una escuela incorporada. El Dr. Mireles no quería nada gratis, aunque tenía esa beca, decidió además ofrecer su trabajo y ayudaba en el aseo y mantenimiento de la escuela. Después se sorprendió y preocupó mucho cuando supo que el beneficio solo cubría un año de estudios. Finalmente, indagó cómo y logró la beca por el segundo año.
El 10 de marzo en el décimo aniversario del Colegio Internacional se lanzó una convocatoria, a la cual se inscribió en dicho concurso con el tema “Psicología del rebelde sin causa”; fiel a su compromiso por hacer carrera en Odontología, demostró que cuando se quiere se puede. Con asesoría del Dr. José Luis Romero, se documentó en revistas y los pocos libros que caían en sus manos. Fue nombrado ganador, donde obtuvo los 300 pesos del premio que le servirían para el primer año en la facultad, asimismo, como lo marcaban los estatutos del colegio, lo invitaron a ser miembro. Eso le facilitaría solventar un poco los gastos de la facultad.
En la universidad
La carrera le fue realmente sencilla por el conocimiento empírico tanto de su trabajo en el depósito como con el Dr. Antonio Martínez Rivas. Así, a punto de recibirse obtendría la oportunidad de atender a una paciente muy especial. En un principio la idea era que le recomendaran un dentista para tratar a su madre, sin embargo, el Dr. Mireles tomó la batuta y se comprometió en hacer el tratamiento de prótesis parcial removible. Él se sentía capaz pues cuando estuvo en clínicas de la facultad ya había atendido a empleadas y personal que trabajaba con los doctores, lo cual le dio la confianza de saber que hacía bien las cosas y el tratamiento de su mamá tendría el resultado deseado. En palabras del doctor: “fue un momento de enorme satisfacción ver a mi mamá comer con más facilidad a partir de un trabajo hecho por mí. Me llenó el corazón”.
Su paso por la universidad fue gratificante y lleno de experiencias que al ser complementadas con su trabajo facilitaron en gran medida los años de estudio universitario.
Vida personal y profesional
En el caso del Dr. Mireles no existe una división entre su vida como estudiante y como profesionista, ambos roles los cumplió a la par desde sus años de escuela primaria. En su vida personal es importante destacar que formó una hermosa familia, junto con su esposa tiene cinco hijos, entre ellos un arquitecto, un contador público y un dentista.
A lo largo de su vida profesional, desde su primer consultorio con el Dr. Ceballos, los logros profesionales por su experiencia y habilidad no pararon de llegar a su vida. Destacan entre ellos el ser presidente de la Sociedad de Prostodoncia.
Como todo en la vida, consta de subidas, bajadas y experiencias complicadas, empero, gratificantes. Un episodio en el que la fortaleza del Dr. Mireles quedó demostrada fue cuando a raíz de un exceso de trabajo, sufrió un infarto que lo llevó a una intervención, la cual por recomendación de colegas fue tratada en Estados Unidos. Postoperatoriamente su médico se asombró de la pronta recuperación y al reconocerlo como dentista, enfatizó un secreto a voces: la Odontología es una rama de la medicina que apasiona a tal manera que en un descuido puedes sufrir los estragos de la presión del trabajo.
Esta reflexión fue tomada como un consejo que el Dr. Mireles consideró, pero no al cien por ciento, pues cuando tu trabajo te hace feliz de esa manera, se vuelve muy complicado dejarlo de lado. Así que conseguir el equilibrio fue un desafío, aunque con resultados favorables en su profesión y en su salud. Ahora se mantiene con una carga de trabajo disminuida pero que le ha permitido disfrutar a su familia y estar más tranquilo en su salud.
Logros
Listar su currículum de reconocimientos sería muy extenso; las
paredes de su oficina son testigo de los múltiples diplomas, acreditaciones y menciones a su carrera; destaca su labor y profesionalismo, y a decir verdad, aún faltan colocar marcos en los muros. Mencionaremos algunos de ellos:
- Experiencia con más de 29 años como profesor en la Universidad de Guadalajara.
- Presidente del Círculo de Estudios Odontológicos de Guadalajara.
- Premio Jalisco en el 2004.
- Premio al Adulto Mayor Distinguido en 2007.
- Miembro y coordinador del Grupo Odontológico de Ayuda al Tarahumara.
Un reconocimiento adicional como una persona ejemplar es su labor social: acercar tratamientos dentales a comunidades indígenas apartadas. Esta labor inició con la invitación de un colega de modo casual, sin embargo, al vivir la experiencia, convivir con la comunidad y experimentar de primera mano las carencias de esa población marginada, sembró en el Dr. Mireles un compromiso desde ese momento y hasta el día de hoy, el cual lo comprometió a acudir año con año y entregar lo mejor de sí para apoyar a los pueblos originarios en sus tratamientos dentales. Su compromiso fue tan firme que tuvo la voluntad de capacitar equipos de colegas que lo acompañaran y así llenar una camioneta de su propiedad con los insumos necesarios para esta noble labor.
Consejo a las futuras generaciones
”“Nunca dejen la educación continua, es lo que a mí me formó”.
Lo expresa de tal manera que deja claro cómo una constante capacitación puede ser la solución más efectiva contra los acontecimientos cotidianos y su mejor manejo depende de tener un amplio abanico de opciones.
I was a person who studied to becoe a Dentist and I graduate on Ju Itne 1966. One of my coleges was Jaime Mireles Ochea. It was previlage to be with him during six years to become a Dentist in Guadalajara University. I was very happy to find this article talking about him. He was an excellent student who let us know that nothing it is easy, but who wants to do something in life be a commiment throgh a lot of sacrifices that will make happy anyone who has done to become the very best professional person as Jaime Mireles Ochoa always was and all his achiements probe the kind of professional person he was and is until this current time. I feel very proud eand happy to find this article to let everyone to inspire over a power to fulfill what the person will be or is in life. Jaime, desde esta ciudad de Pittsburgh Pennsylvania donde yo radico me siento muy feliz de todos los logros que haz obtenido durante tu vida. Sinceramente, me siento muy orgullosa de ti. Te envio muchas benditiciones tanto para ti como para tu querida esposa y al igual para tu querida familia. Dios nuestro Padre Celestial te ha bendecido por ver sido un excellente hijo con tus padres!!! Con mucho carino tanto para ti, tu esposa y tus queridos hijos ahora y siempre!!
Dra. Oralia L Ferretti
412-364-7034
Pittsburh Pennsylvania
ho***@ho*****.com