Nací en la Ciudad de México, el 28 de junio de 1990. Tengo la fortuna de contar con una gran familia, pero mi núcleo cercano lo conforman mi adorada mamá, dos hermanas llenas de energía, mi excelente papá y la luz de mi existir, mi futura esposa y, por ende, sumaré a esta familia a mis dos inigualables suegros, dos hermosas cuñadas, un gran cuñado, tres concuños y la alegría de nuestros días, un sobrino.
Sinceramente, me cuesta un poco mencionar un solo recuerdo de mi infancia. Así que arrojaré una generalidad: fui un niño feliz. Recuerdo juegos, muchos juegos, travesuras y risas. Posterior a esto, mi adolescencia fue fantástica. Viajábamos mucho en familia por competencias de karate; en esos torneos, el conocer gente de Latinoamérica, Europa, Estados Unidos, Canadá, etc., me abrió el panorama. Sin duda, tener a mi alcance a personas que compartían su cultura conmigo fue un maravilloso regalo de vida. Debido al karate y saber que cada día tendría un reto por vencer, me hizo tener disciplina. De este modo pude combinar dos conceptos y verlos como uno mismo: equipo y familia. Evidentemente estar parado en un mundial y ganarlo fue el mejor recuerdo que puedo atesorar, y debo reconocer a Luis F. Jiménez, Jacobo Tapia y Erick Schumann, quienes me ayudaron a obtener este título. Gracias por darme la mejor adolescencia que podría pedir.
El tiempo avanza, la vida corre y me alcanzó el final de mi preparatoria sin una idea clara de mi profesión de vida. Admito que no sentí el llamado de ninguna carrera, pero por la costumbre de vivir siempre rodeado de retos, decidí estudiar lo que todos decían que era difícil: “Medicina”. Cuando un doctor me preguntó: ¿Si no sabías qué elegir, por qué elegiste lo más difícil? Mi respuesta fue “¿por qué estudiar lo más fácil? Esperaba que el doctor me corriera de la clase por insolente, sin embargo me dijo: “Es la respuesta más sensata. Todos entran a esto por querer ayudar, porque ‘aman’ la medicina, porque el doctor gana bien”. Me sentí algo contrariado y, a decir verdad, yo como muchos jóvenes estaba un tanto perdido en mi decisión.
En la universidad
No fue hasta el tercer semestre que me topé con los simuladores de Odontología y vi la forma de trabajar de los alumnos. Como un flashback que me llevó a un recuerdo: tener siete años y jugar un sábado totalmente despreocupado, cuando mi papá me levantó y me prometió 20 pesos si lo ayudaba a sostener el eyector de la unidad mientras él hacia una limpieza; ¿qué niño de esa edad no quiere dinero para dulces? Terminó la consulta y lo prometido era ya un premio. Y ahí fue, en ese momento, en ese lugar donde me perdí por ver simuladores, que pude comprobar algo que a muchos les pasa, la vocación. Yo sentí el llamado a ser odontólogo. No sé cómo, ni por qué, simplemente mi decisión estaba tomada.
Fue con mucho esfuerzo que le dije a mi mamá y papá que no quería estar de. guardia, que lo mío no era trabajar en un hospital, sino tener lo que ellos tenían, su propio consultorio con sus propios pacientes. Mis padres han sido mi más grande inspiración. Gracias mamá y papá, ustedes siempre han empujado todos mis sueños y me han levantado de mis fracasos.
Mi tiempo en la Facultad de Odontología lo puedo describir como increíble, difícil y la mejor de las épocas. Mi primer gran mentor, el Dr. Carlos Robles Bonilla quien es el director de la Escuela de Odontología en la Universidad Anáhuac Norte, siempre me recibió con brazos abiertos, regaños cuando los necesitas, pero sobre todo un trato humano y, algo muy importante para cualquier universitario, una felicitación cuando se ganaba, eso siempre servirá de motivación y empuje; así que con él encontré un balance perfecto.
No quiero dejar de mencionar a todos mis profesores a quienes les voy a decir: ¡Gracias!, ustedes han impactado mi vida de una manera inimaginable. Principalmente, el día que falleció mi padre, ese día supe que no solo tenía profesores, supe que tenía amigos.
Fue también en la universidad donde conocí al amor de mi vida. Por todas esas razones y aun con un doloroso recuerdo, esa época nunca va a dejar de ser muy especial para mí.
La especialización
Esta decisión sí fue sencilla. Mi papá era rehabilitador, por tanto, la opción siempre fue muy lógica. Quería hacer lo que mi papá hacía. Al final del día y sin afán de aburrirlos no fue como mi licenciatura, esta decisión la tenía tomada desde el día uno. Y la estudié en la misma red de universidades. Mi segundo gran mentor entra aquí, el Dr. Rolando G. Peniche Marcín. Él creyó en mí desde el principio y siempre me impulsó a más. Me comprometí totalmente con el programa de la Universidad Anáhuac Mayab, ya que no solo veía al paciente como uno más, sino como una persona. Aquí me enseñaron que la sociedad no solo necesita doctores en cuestión salud, necesita doctores que curen una sociedad. La Anáhuac Mayab me dio la oportunidad del emprendimiento, donde tienes todas las herramientas para crecer como profesionista, con un posgrado increíble con doctores increíbles.
Sin dejar de lado el factor humano de los estudios, fueron dos años que respiras a tus compañeros y, como toda familia, hay peleas, hay amor y aventuras. Recuerdo una anécdota que honestamente fue la más divertida: ver un aditamento de mi cámara colgado en el techo con un bello recado que decía “alcánzame enano”; no paré de reír ese día, Regina, mi compañera de bromas. No solo me recordaba lo obvio, me recordaba el instante que estábamos viviendo y pronto se perdería. Dos años para mí que pasaron muy rápido.
En esta especialización es muy importante no perder de vista que la paciencia y los materiales dentales son el peor o el mejor amigo del rehabilitador. Saber ser paciente con los casos, también a la hora de planearlos y sobre todo saber ser humilde a la hora de comunicarte con tu laboratorio.
Elegir este camino y cualquier especialidad no va a ser fácil, vas a vivir mucho. Solo te puedo decir algo. Lo mejor de esto es un instante, y si el instante no lo vives se va rápido.
Para mí, los retos radican en la comprensión de casos complejos, la forma en la cual deben ser abordados. No solo eso es importante, es fundamental una constante actualización. En esta especialidad las cosas son cambiantes por los materiales dentales y la gran oferta de ellos. Siempre debes aprender a discernir entre lo bueno, lo comprobado y lo de moda. La Odontología basada en evidencias siempre será la mejor.
Logros
Mis logros académicos están impulsados por el mentor de mentores, quien me ha llevado de la mano toda mi carrera, el Dr. Héctor Ramón Martínez Menchaca. Con él he realizado publicaciones, asesoramiento de carteles y lo mejor, ser co-autor en el Manual de Anestesia Local Segunda Edición. Gracias Héctor, sin ti no estaría hoy aquí.
Por otro lado, en los personales, pude cumplir mi sueño en ser campeón mundial de la Liga NBL de karate. Fueron los años más divertidos porque viajé con mis amigos.
Finalmente, los familiares son muchos, pues esta parte es un vivir diario. Tantos como ver a mis hermanas graduarse, pasar buenos momentos, malos momentos y la suma de todos. Por lo que les puedo decir que mi mayor logro familiar es el construir recuerdos con ellos. Lo aprendí cuando mi padre murió y es lo único que me queda de él. Todos los recuerdos. Si la memoria no los entierra, ellos nunca mueren.
¿La odontología en México?
La Odontología en México es increíble. A pesar de ser un país muy polémico, tenemos grandes especialistas. Crecí admirando a muchos como: Miguel A. Díez Guturbay, Ricardo Mitrani, José Cedillo, entre muchos otros. Recientemente admiro mucho a un gran amigo de mi edad, Francisco García Torres. Su trabajo como odontólogo mexicano a su corta edad es imparable. Un poema hecho en dos manos.
Así que si me preguntan qué pienso en realidad… la Odontología en mi país es la mejor del mundo.
A los futuros odontólogos
Mi mejor recomendación se llama humildad. El reconocer que a tu lado tienes, sea más joven o viejo, gente que vive y percibe. No pretendan saber más que cualquiera, ya que dos cabezas siempre van a pensar mejor que una. Reconozcan que la lectura es la fuente de información más valiosa y que la actualización constante nos genera mejores profesionistas necesarios para la sociedad.
Les mando un gran abrazo y si llegaron hasta aquí me despediré como lo hago en mi Instagram. Familia querida eres increíble, gracias por leerme, nunca cambies, pero si lo haces avísame y cambiamos juntos.
Con amor y paciencia JC. @dr.jccalderon
Es un orgullo verte crecer, tu papá no podria estar mas feliz y orgulloso de ver como has aprovechado todo lo que la vida te ha dado
soy tu fan!